Parque Nacional Caldera de Taburiente
El Parque Nacional Caldera de Taburiente, en la isla de La Palma, sorprende al viajero por sus impresionantes rocas y su exuberante vegetación. Este espacio natural protegido se formó por las erupciones volcánicas de la zona, que a lo largo de los siglos originaron grandes desplazamientos de tierra, dando forma al lugar.

Geológicamente se trata de un emplazamiento extraordinario, con aspecto de caldera gigante: de ahí el nombre del parque. Cuando lo ves en persona tienes la sensación de estar en un lugar virgen, inhabitado. En total son ocho kilómetros de diámetro los que conforman la caldera; perderse por su entorno sintiendo a flor de piel la belleza de la naturaleza es un regalo para la los sentidos.

Grandes cumbres, desfiladeros, bosques y cascadas se van sucediendo en un paisaje de naturaleza salvaje que hace las delicias de cualquier aficionado al senderismo o a los espacios naturales, como es mi caso.

Si a todo lo dicho sumamos la gran diversidad de flora y fauna que hay en la zona, ¿te imaginas el resultado que obtenemos? Has acertado: un lugar imprescindible para los que valoramos el turismo de calidad en entornos naturales. El anterior viaje que hicimos en nuestra sección Parajes de España fue al Parque Nacional del Teide; hoy visitamos otro Parque Nacional canario que seguro también te va a sorprender. ¿Vienes conmigo al Parque Nacional Caldera de Taburiente?

UNA PAISAJE FASCINANTE ESCULPIDO POR EL AGUA
Caldera de Taburiente fue declarado Parque Nacional en 1954 y desde 2002 está considerado Reserva Mundial de la Biosfera. El entorno del parque se formó hace dos millones de años, probablemente a partir de una erupción explosiva; cuando estés en él verás que algo tremendo tuvo que desencadenarse allí para originar semejante belleza. De verdad, no exagero nada.

El enclave está formado por un escarpado paisaje de 2.000 metros de desnivel, donde roca, vegetación y, sobre todo, agua dialogan en un entorno natural que sobrecoge. Y es el agua, sin duda, la gran protagonista del lugar.

Imagina un paisaje donde se suceden incontables rápidos, saltos de agua, arroyos, cascadas, riachuelos… Pues algo así es este parque natural. Cuando estás allí tienes la sensación de que el agua ha decidido interactuar en cada rincón para que el paisaje vaya cambiando a su capricho. Además, como el agua de la zona es rica en sales férricas, al entrar en contacto con la roca cambia su color, tiñéndola de tonos rojizos y anaranjados. Vamos, una verdadera maravilla para los que tienen la suerte de contemplarlo.

En el parque hay muchos rincones inolvidables; por ejemplo, el Barranco de las Angustias (declarado Paisaje Protegido en 1994), el Barranco del Almendro Amargo, el increíble Salto de la Desfondada (una catarata con un fondo de colores verdes y ocres maravilloso en una caída de 200 metros, que provoca que parte del agua se evapore antes de llegar al suelo), los roques (las cimas más altas del parque, que se elevan como grandes atalayas hasta arañar el cielo y las nubes), la Playa de Taburiente (formada por arena gris, roca, grava y agua), o los diferentes observatorios instalados en las zonas altas del parque, desde donde se pueden usar unos potentes telescopios. ¡Es difícil quedarse sólo con un rincón!

GRAN DIVERSIDAD DE FAUNA Y FLORA
Además de todo lo dicho, el Parque Nacional Caldera de Taburiente destaca por su fauna y flora, con muchas especies que sólo pueden verse en esa zona. Dentro de la flora de la caldera, el pinar canario es el verdadero protagonista. Es un árbol adaptado al lugar hasta el punto de que soporta los incendios de las erupciones volcánicas (la corteza se quema, pero el interior del árbol sobrevive).

El haya de Canarias, el brezo, la tabaiba o el verodes son sólo algunas de las especies que pueden encontrarse en el parque. Respecto a la fauna, los insectos de la zona son tan abundantes que aún no se sabe a ciencia cierta cuántos hay. Además, habitan diferentes tipos de murciélagos, grandes escolopendras, la araña lobo, el arruí, cernícalos, cuervos, mirlos, así como diferentes anfibios y reptiles. En definitiva: un espacio natural muy rico que yo te recomiendo que visites; no te arrepentirás.

Fotografía 01: Michael Apel
Fotografía 02: André Vermeij
Fotografía 03: Luc Viatour
Fotografía 04: Tanja Freibott
Fotografías 05 y 07: Rolf Dietrich
Fotografía 06: Jorge Hernández
Fotografía 09: Jones Suonatore